Texto en Movimiento

miércoles, 9 de octubre de 2013

Temple

El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.

Concepción Arenal




Una excelente representación del temple que debe tener el guerrero es la espada japonesa.

Una y otra vez es golpeado el acero, mientras se le expone a cambios drásticos de temperatura, solamente sus condiciones internas dejarán ver, si resiste el proceso para convertirse en una hermosa espada.

El espíritu marcial debe forjarse de la misma manera en el Dojo.

El dolor, la disciplina y el duro entrenamiento son inherentes al Budo. No es suficiente con presentarse a "cumplir". El verdadero practicante siempre vive intensamente su keiko, y le entusiasma el avanzar cada día, no ve su práctica como un "hobby" ó una nueva actividad que "probar".

Budo no es un sendero para personas que buscan tendencias y modas, esa gente regularmente es débil y busca llenar un vacío existencial, pero no sabe cómo ó con qué. Por otro lado, el sentir que la práctica y la disciplina le ocasiona incomodidades a su ego, tarde ó temprano, éste ganará y del sendero lo apartará.

El dolor es una forma de purificar, de aprender y de fortalecer.

Lamentablemente hoy en día, son muy pocas personas dispuestas a soportarlo y a trascenderlo.

Que su práctica lo fortalezca cada día.

Sensei





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